Si la vida es un gran escenario en el cual todos somos improvisadores, este espacio sería un micro escenario para la improvisación, la experimentación lúdica, el permiso, la búsqueda, el movimiento, la expresión, la incógnita de cada momento en el que inventamos o nos reinventamos.

Un territorio escénico que permite salir a pescar la propia imaginación y la del otro. Un lugar donde practicar la espontaneidad y la intuición.

Y así creamos un entorno para compartir infinidad de vivencias, claras o confusas, que podemos experimentar delante de lo incierto, del no saber como será.